viernes, 7 de mayo de 2010

Planes




PLAN DE SAN LUIS
Un llamado a las armas

Francisco I. Madero al igual que la mayoría de los perseguidos por el régimen porfirista- huyó de su encarcelamiento hacia Estados Unidos donde redactó el Plan de San Luis. El contenido de este documento crucial para la historia de México es sumamente interesante: en él, Madero calificaba como ilegítimas a las recientes elecciones, asumía la presidencia provisional y hacía un llamado a tomar las armas en contra de don Porfirio el día 20 de noviembre de 1910.
pesar de que el Plan de San Luis era fundamentalmente un documento político, incluyó un importantísimo artículo proponiendo la restitución de las tierras, lo cual le permitió ofrecer una conquista social indispensable para el derrocamiento del antiguo régimen: el apoyo de muchos pueblos, campesinos y pequeños propietarios que habían sido afectados por las acciones de las compañías deslindadoras que actuaron durante el porfiriato.

Este pequeño artículo afirmaba lo siguiente: "Abusando de la ley de terrenos baldíos, numerosos pequeños propietarios, en su mayoría indígenas, han sido desalojados de sus terrenos [...] Siendo de toda justicia restituir a sus antiguos poseedores los terrenos de los que se les despojó de modo tan arbitrario, se declaran sujetas a revisión tales disposiciones y fallos y se les exigirá a los que los adquirieron de un modo tan inmoral, o a sus herederos, que los restituyan a sus primitivos propietarios".
En efecto, este breve texto abrió la posibilidad de que el llamado maderista fuera escuchado y asumido no sólo por sus seguidores norteños, sino también por los indígenas morelenses que se sumaron a las filas del zapatismo.


A diferencia de otras revoluciones, la mexicana tomó por sorpresa a funcionarios, observadores extranjeros y a casi toda la sociedad. Un abismo separaba la apariencia de viejo roble que daba el porfiriato y la realidad de una sociedad convulsionada. Nada más indicativo de ello que las fiestas del Centenario.

Quizá sólo un par de voces discordaban en la apreciación del porfiriato: los señalamientos de Sebastián Lerdo de Tejada, quien en sus Memorias profetizó "en el término de diez años, la más grande y poderosa de las revoluciones", y la de Justo Sierra que en más de una ocasión desaconsejó a don Porfirio la necesidad de una nueva reelección.
Sin embargo, y pese a aquellas dos voces, la sorpresa de 1910 es aún más intrigante si se considera que la Revolución Mexicana -a diferencia de la mayoría de los movimientos que ocurrieron en América Latina- fue una verdadera revolución social.


PLAN DE AYALA


El Plan de Ayala fue una proclama política, promulgada por el jefe revolucionario mexicano Emiliano Zapata, dentro de la Revolución mexicana el 28 de noviembre de 1911, en el que desconoció el gobierno del presidente Guillermo Escobar Palma, a quien acusó de traicionar las causas campesinas. Aunque en el Plan de San Luis Potosí sólo se consideró la revisión de los juicios sobre la tenencia de la tierra durante el porfiriato.


En dicho plan, los zapatistas llamaban a las armas para restituir la propiedad de las tierras a los campesinos, pues se sostenía que las tierras habían sido arrebatadas al pueblo por caciques, hacendados y terratenientes, y deberían ser devueltas a sus dueños originarios.

Por ello el Plan sostiene que los campesinos deben presentar sus títulos de propiedad, los cuales en su mayoría eran de tipo comunal y se originaban en el virreinato, estos títulos habían sido declarados sin valor bajo las condiciones de la Ley Lerdo, que formaba parte de las Leyes de Reforma, por lo que había sido fácil legalmente hablando el despojo de tierras que los comuneros no trabajaban.


El revolucionario del norte, Pascual Orozco, también se adhirió al plan de Ayala en febrero de 1912, Madero encargó a Victoriano Huerta enfrentar a las tropas de Orozco, quien fue derrotado, aunque en realidad, Orozco nunca tomó en cuenta el plan zapatista en su programa político, ya que sus objetivos eran contrarios a los de Zapata.

Cuando Victoriano Huerta asumió el poder ejecutivo gracias a un golpe de estado y asesinando a Madero en 1913, Orozco se unió al usurpador y Zapata, indignado por la conducta de Orozco, hizo reformas al plan de Ayala, en las cuales ahora desconocía a Huerta como presidente y declaraba a Orozco traidor a la Revolución (de hecho, Zapata fusiló al padre de Orozco, al mismo tiempo que rechazó la propuesta que le hacía Orozco cuando trataron de convencer al caudillo del sur de que se uniera a Huerta), tomando el mando de las tropas adheridas a dicho plan Emiliano Zapata, quien declaró que no descansaría hasta que ambos traidores fueran derrotados y que los ideales del plan de Ayala se hicieran realidad.

PLAN DE GUADALUPE

Proclamación firmada en la hacienda de Guadalupe, en Ramos Arizpe, Coahuila, el 26 de marzo de 1913 por Jacinto B. Treviño, Lucio Blanco y Francisco Sánchez quienes repudiaban al gobierno golpista de Victoriano Huerta acusándole de traición contra Francisco I. Madero. Se desconocía a los tres poderes federales y a los poderes locales que no aceptaran el plan. Los sublevados nombraron Primer Jefe del Ejército que se denominaría Constitucionalista al ciudadano Venustiano Carranza.

El texto establecía que al entrar en la capital del país, Carranza o quien lo hubiese sustituido en el mando por razones necesarias, se encargaría del Poder Ejecutivo el tiempo perentorio para convocar a elecciones. Este plan sufrió algunas modificaciones entre ellas la del 12 de diciembre, que consideraba también la obligación de convocar a elecciones para celebrar un congreso constituyente

El Plan de Guadalupe era un documento político cuyo único fin era remover el gobierno ilegal de Victoriano Huerta y a diferencia del Plan de San Luis y otros planes de la revolución carecía de una agenda social o lista de reformas legislativas.


Establecía que al caer el gobierno de Huerta y tomar la ciudad de México, Venustiano Carranza, primer jefe del ejército constitucional, se haría cargo interinamente del poder ejecutivo, pero no le daba poderes legislativos ni un programa de gobierno a seguir, sino la pronta convocación de elecciones.

Al caer el gobierno de Huerta y tomar el ejército constitucional el 15 de agosto la ciudad de México Venustiano Carranza tuvo a bien convocar una Convención Republicana con el propósito de "acordar en ella las reformas que debían implantarse, el programa a que se sujetaría el gobierno provisional, la fecha en que deberían verificarse las elecciones de funcionarios federales y demás asuntos de interés general".

Dicha convención decide remover del cargo a Venustiano Carranza y nombra a Eulalio Gutiérrez Ortiz presidente interno, por lo cual Venustiano Carranza tiene que salir de la ciudad de México, con su gobierno y lo establece temporalmente en Veracruz.

En Veracruz, el 12 de diciembre de 1915, decreta unas adiciones al Plan de Guadalupe donde declara dado que el país aún no está pacificado por las acciones del general Villa, el Plan de Guadalupe sigue en vigencia y él continua siendo el primer jefe del ejército constitucional y encargado del Poder Ejecutivo. Además se da a sí mismo facultades legislativas para expedir leyes durante este período.


El 15 de septiembre de 1916, ya derrotados Villa y Zapata, y restablecida la paz declara una Reforma al Plan de Guadalupe donde se convocará a un Congreso Constituyente para que modifique la constitución del país.

PLAN DE AGUA PRIETA

El Plan de Agua Prieta es un manifiesto redactado en la era de la Revolución mexicana, por simpatizantes del General Venustiano Caranza en contra del entonces presidente alvaro Obregon. En dicho plan se desconoce al gobierno de Carranza.

El plan fue proclamado por Obregón el 20 de abril de 1910, en la ciudad de agua prieta, en el estado de sonora, de donde era originario Alvaro Obregon. Fue secundado desde el inicio por otros generales de brigada de la División del Noroeste, como Álgel Moreno y Francisco Danario.

El pretexto por el cual fue desconocido el gobierno de Carranza fue una disputa entre la Federación y el gobierno sonorense por la potestad sobre el rio sonora, aunque detrás del levantamiento no habían ningun interes ni conflictos políticos, como el resentimiento de los seguidores de Álvaro Obregón y el Partido Laborista, que fueron derrotados en las elecciones presidenciales de 1920.

El plan, además de no reconocer el gobierno de Venustiano Carranza, no reconocía a todos los representantes populares electos en los estados de Guanajuato, San Luis Potosí, Nuevo León, Querétaro y Tamaulipas, así como al gobernador constitucional del estado de Nayarit. Se proponía no combatir a las autoridades, siempre y cuando éstas no hostilizaran al Ejército Constitucionalista Liberal, que encabezó el Lic.

Adolfo de la Huerta, a la sazón gobernador sonorense. Adolfo de la Huerta, por este plan, tuvo la facultad de nombrar gobernadores interinos en los estados donde el Ejército Constitucionalista Liberal los había derrocado o no reconocido.

Elías Calles y los sublevados que secundaron el plan de Agua Prieta hicieron un llamado a los gobiernos de los estados a nombrar representantes a una junta, que a su vez habría de nombrar al presidente interino de la República. Este jefe de estado provisional debería a su vez convocar a elecciones generales apenas tomara el poder.

En todo el país surgieron manifestaciones de apoyo para el movimiento de Agua Prieta y más de tres cuartas partes del Ejército dio la espalda a Carranza, uniéndose a los sublevados.
Estos avanzaron rápidamente hacia el centro del país, y Venustiano Carranza se negó a negociar o rendirse, por lo que se vio obligado a abandonar la Ciudad de México; en los primeros días de mayo de 1920 salió de esta ciudad con el fin de instalar su gobierno en Veracruz, en una inmensa caravana de 60 trenes, pero no lo consiguió, sin apenas partidarios la caravana se vio atacada por todos lados, el primer ataque tuvo lugar apenas en la Villa de Guadalupe en las afueras de la Ciudad de México, el avance continuó pero a fuerza de continuos combates contra los insurrectos, finalmente en la estación de Aljibes, en Puebla, el tren fue atacado y fue imposible que siguiera avanzando pues la vía de ferrocarril había sido levantada, andemás ahí mismo Carranza se enteró de que el Jefe de la Guarnición de Veracruz, quien lo esperaba para darle protección en el puerto, el Gral.

Guadalupe Sánchez ya se había unido a los sublevados, sin más escapatoria, Carranza y algunos partidarios, entre ellos, el General Francisco Murguía, Manuel Aguirre Berlanga, Secretario de Gobernación; Ignacio Bonillas, su candidato a la Presidencia y otros más, protegidos por la pequeña fuerza del Gral. Francisco de P. Mariel, pues el Secretario de Guerra General Francisco L. Urquizo ordenó a la reducida escolta subsistente y al Colegio Militar que se quedaran atrás para cubrirles la retirada.

El plan de Carranza era tratar de alcanzar el norte del país, particularmente su estado, Coahuila, donde pensaba tener partidarios, para lograrlo, creyó contar con las fuerzas de Rodolfo Herrero, cacique serrano, quien recientemente se había acogido a la amnistía que el gobierno había ofrecido a los insurrectos.

Emprendieron la retirada a caballo a través de la Sierra de Puebla y el 20 de mayo de ese año, llegaron al pequeño pueblo de Tlaxcalantongo, Puebla. Ahí pretendieron pasar la noche, pero Herrero se retiró al poco tiempo poniendo un pretexto y en las primeras horas del 21 de mayo de 1920 una pequeña fuerza obregonista atacó el pueblo y los jacales donde dormían Carranza y sus allegados, según la más confiable de los versiones, Carranza fue alcanzado por lo menos por dos balas y murió de esas heridas, aunque otras versiones revisionistas consideran que viéndose herido y sin escapatoria posible, Carranza mismo se disparó un tiro.

El triunfo de la rebelión de Agua Prieta significó el ascenso a la dirección del Estado mexicano de la burguesía sonorense, la cual impulsó varias reformas para consolidarse en el poder y mantenerse al frente del gobierno; Adolfo de la Huerta fue designado presidente provisional de México del 1° de Junio al 30 de noviembre de 1920.

Entre otros personajes que adhirieron al Plan de Agua Prieta están el ya mencionado Álvaro Obregón, y Benjamín Hill.

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